¿Parches de nicotina contra el alcoholismo?  
30/4/04
 

por Julia Pettinari  E-mail: jul@qb.fcen.uba.ar

 

Los parches para dejar de fumar que se aplican en la piel podrían también ser útiles para combatir la adicción al alcohol.

 

En la década del 80, un grupo de investigadores liderado por Jed Rose, de la Universidad de Duke, inventó un parche de nicotina que se aplica en  la piel de los fumadores para ayudarlos a dejar de fumar. Desafortunadamente, el parche no resultó ser demasiado efectivo. Diez años más tarde sus inventores le agregaron otra droga, la mecamilamina, que reduce los efectos placenteros producidos por la nicotina.

Esta droga parece tener efectos similares sobre el consumo de alcohol, lo que sugiere que podría utilizarse para tratar la adicción a la bebida.

Jed Rose y sus colaboradores  observaron que la mecamilamina, en combinación con los parches de nicotina, reduce el consumo de alcohol en bebedores moderados.

 La mecamilamina, utilizada desde los años 50 para combatir la hipertensión, reduce  la cantidad de dopamina en el cerebro, disminuyendo el deseo de consumir drogas tales como la nicotina y el alcohol, y también su efecto adictivo.

Investigaciones realizadas por el grupo de la Universidad de Duke, situada en Carolina del Norte, EEUU, señalan que existe una fuerte correlación entre el consumo de tabaco y el de alcohol.

Aparentemente las personas alcohólicas tienden a fumar más que las no fumadoras,  y los fumadores a su vez abusan del alcohol más frecuentemente que los que no fuman. (Un estudio realizado en EEUU demostró que entre el 80 y 90% de los alcohólicos fuma, y que el alcoholismo es 10 veces más frecuente entre fumadores).

Además, se ha observado que los fumadores que han logrado dejar el hábito frecuentemente recaen cuando beben alcohol.  

  

El consumo de tabaco es un problema de salud cuyo reconocimiento ha ido en aumento en los últimos tiempos. Los avisos que promueven su consumo son acompañados en la mayoría en los países con advertencias acerca de sus efectos nocivos, y hay un consenso a nivel mundial en cuanto a considerarlo perjudicial para la salud.

El consumo excesivo de alcohol afecta la salud del que consume y su entorno social, ya que el alcoholismo está fuertemente relacionado con la violencia familiar, el descuido de los hijos  y con muchos crímenes violentos. Sin embargo, como muchos trabajos científicos sugieren que su consumo moderado tiene ciertos efectos beneficiosos, tiene un “status”  diferente al del tabaco. Los problemas surgen a la hora de definir lo que es un consumo moderado, ya que quienes beben tienden a adaptar la definición a su gusto. Las recomendaciones en general no exceden a uno o dos vasos de vino por día, o su equivalente de otras bebidas de mayor o menor contenido alcohólico, pero el consumo promedio en muchos países excede ampliamente esta cantidad. Además, los efectos beneficiosos del alcohol se limitarían a las personas mayores, no observándose en los jóvenes, entre quienes el consumo ha crecido en mayor medida. En un trabajo realizado recientemente en nuestro país se reveló que entre el 70 y 80% de los jóvenes escolarizados de entre 12 y 17 años consumen alcohol.

Lo cierto es que quienes han desarrollado una adicción al alcohol y lo consumen en forma excesiva raramente pueden reducir su consumo a un nivel aceptable. La mejor opción es, evidentemente, evitar que se llegue a la dependencia del  alcohol, pero también es necesario desarrollar nuevos tratamientos para ayudar a quienes la padecen.

Existen en la actualidad varias alternativas para aquellas personas que no pueden dejar de beber sin ayuda de fármacos. La droga naltrexona bloquea el deseo de consumir alcohol, y el disulfiram hace que las personas se sientan enfermas cuando beben, con los síntomas de una fuerte resaca.

Sin embargo, hasta el momento la fuerza de voluntad y una contención psicológica y social adecuada parecen ser la mejor respuesta.

Los inventores del parche de nicotina, que estudian la relación entre el consumo de alcohol y e tabaco, ya observaron que la mecamilamina en combinación con los parches de nicotina reduce el consumo de alcohol en bebedores moderados, y planean realizar pruebas para ver si el tratamiento funciona de la misma manera en personas que consumen mayores cantidades de alcohol.

El desarrollo de un parche que provocara una disminución en el deseo de beber sería una ayuda muy bienvenida para muchas personas afectadas por este problema.

 

 

La bebedora, pintura de Henri de Toulouse-Lautrec
http://www.toulouselautrec.free.fr

 

 

 

Referencias

 


Novedades Revista QuimicaViva.  Abril de 2004
    http://www.quimicaviva.qb.fcen.uba.ar